"El verano pasa muy rápido" suelen afirmar los estudiantes, sobre todo del secundario, al comienzo de las clases. -¡Preguntale a River!- aseguró uno de los miles de fanáticos ocurrentes que abundan por los bares porteños. Y nadie pudo llevarle la contra, porque por lo menos, hasta el momento, tiene razón y hasta el hincha más fervoroso lo sabe.
¿Qué quedó de aquel equipo demoledor del verano, que se dio el gusto de derrotar varias veces a Boca? Aquel que se reforzó sin escatimar desde el punto de vista económico.
Culpable se busca: Técnico, jugadores, dirigencia. Todos al banquillo. (Está muy claro que después del regalito en cancha de Quilmés no se le puede echar la culpa a los arbitrajes).
Muchas son los interrogantes, pocas las certezas.
martes, 3 de abril de 2007
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